Os dejo un artículo sobre la liberalización de farmacias escrito por el abogado Daniel Autet para el gabinete de Duran Sindreu.
Comparto totalmente sus reflexiones salvo en el último parrafo, donde desgraciadamente no soy tan optimista respecto a nuestros legisladores.
LA LIBERALIZACION DE LAS FARMACIAS.....¿O todo o nada?
El tiempo pasa rápido y pronto se
cumplirá un año de aquel anuncio del Ministerio de Economía y
competitividad acerca del inicio de la tramitación de un Anteproyecto de
Ley de Servicios Profesionales entre cuyos contenidos se mencionaban
cambios sustanciales en el modelo farmacéutico.
En esa presentación inicial se contenían frases tan rompedoras con el modelo actual como la que anunciaba que “se suprime la reserva exclusiva de la propiedad y titularidad de las farmacias al farmacéutico” que pusieron en alerta a más de uno y generaron falsas expectativas en otros.
En este lapso temporal, y especialmente
en los primeros ocho meses de 2013, han trascendido diversos borradores
del Anteproyecto que en cierto modo dejaban constancia de un tira y
afloja entre las posturas liberalizadoras de Economía (muy influenciadas
por la necesidad de reformas de calado impuestas por Europa) y las
posturas más conservadoras de Sanidad que no veían motivo alguno para
cambiar un modelo que sigue siendo un referente en lo que a la atención
farmacéutica se refiere.
La aprobación por el Consejo de
Ministros de la última versión del Anteproyecto de Ley, que en breve
debe ser objeto de la tramitación parlamentaria, ha supuesto un
auténtico descanso para las posiciones más temerosas de una
liberalización como la planteada inicialmente. Y eso a pesar de que el
reciente informe de la Comisión Nacional de los Valores de la
Competencia ha vuelto a incidir en la necesidad de “una revisión en
profundidad de la ordenación de la actividad de las oficinas de farmacia
recogida principalmente en la Ley 16/1997 de 25 de abril, de regulación
de servicio de las oficinas de farmacia”
Pero llegados a este punto quizá
deberíamos plantearnos –mientras estemos a tiempo– si entre la
liberalización total y el inmovilismo no puede haber cambios en el
modelo que puedan servir para reforzar el sector en unos momentos tan
delicados como los actuales.
No en vano, la primera (aunque en
principio descartada) podría abocarnos a una reducción del nivel de
calidad del acto de dispensación e información, a dificultades en el
acceso al medicamento en zonas rurales o poco atractivas comercialmente y
a un aumento del gasto sanitario. Asimismo, la postura inmovilista
también tiene sus riesgos y lo estamos viendo en las dificultades
económicas por las que atraviesan muchas boticas hasta el punto que
algunas de ellas se encuentran en una situación abocada al cierre.
Es por ello que, descartando rupturas,
experimentos, o auténticas revoluciones en un sector tan vinculado al
derecho fundamental de la salud de los ciudadanos como es el
farmacéutico, quizá sería el momento de abrir un debate sobre qué
cambios realmente pueden ser beneficiosos para el modelo actual y sobre
si realmente tiene sentido mantener algunas limitaciones cuando su
retirada no supone alteración alguna en el nivel de calidad de la
prestación farmacéutica.
En este sentido, un punto intermedio que
puede ser objeto de reflexión es una reforma al estilo de la realizada
en Francia. Un país tradicionalmente encuadrado en el llamado “modelo
mediterráneo” pero en el que se permite que el farmacéutico desarrolle
su actividad por mediación de una sociedad de ejercicio liberal y que
incluso pueda invertir (limitadamente) en otras Oficinas de Farmacia
para obtener sinergias. Una apertura del modelo en este sentido podría,
en los momentos actuales, aumentar la capacidad de negociación de
algunas farmacias, activar el estancado mercado de traspasos, mejorar la
rentabilidad de la farmacia por vía de ahorros fiscales y, lo que es
más importante, todo ello sin el coste sanitario o social que en cambio
sí se produciría por una eventual entrada de cadenas o de capital no
farmacéutico en el canal minorista.
Esperemos que el legislador esté a la
altura de lo que exigen los momentos actuales y que no se desaproveche
la ocasión que presenta el nuevo año en el que vamos a entrar en el que
las Cortes Generales tendrán, en forma de Ley de Servicios y Colegios
Profesionales, una oportunidad más para reforzar uno de los modelos más
eficientes en lo que se refiere al acceso al medicamento por el
ciudadano. En sus manos está, y en las nuestras la de generar el debate
correspondientehttp://www.duransindreu.com/la-liberalizacion-de-las-farmacias-o-todo-o-nada/
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